¿Cuantas veces te pasa que está ocurriendo en ti una emoción y antes de que pase la enfrascas reprimiéndola? Es una realidad que estamos desconectados de nuestras emociones, y son pocas las personas que se dejan sentir, se permiten reír, llorar, amar, tener miedo, enojar, etc. Normalmente estamos completamente distanciados de estas sensaciones que nos hacen ser humanos, y puesto que es antinatural reprimirlas, producen cantidad de enfermedades y encarcelan a nuestro espíritu; puesto que hay algo que no estamos dejando ser, no estamos dejando que ocurra. Para re-conectarnos con nuestras emociones requerimos primero haber drenado todo aquello que permaneció bloqueado, para después entrar a la matriz que una vez nos dio a luz y siempre estará a nuestro alcance para de allí tener un renacimiento que nos permita vivir en libertad y en vínculo directo con la divinidad. Es así como de forma automática recordaremos nuestra gran capacidad de maravillarnos de la vida, de dar gracias cada día, de ver esta vida no como algo serio y rígido, si no como un juego, una divina y maravillosa diversión. Déjate sentir, deja que esa emoción fluya. Salte de tu propia cárcel de represiones y vuela con libertad. ¡Quítate de la cabeza el qué dirán y ponte a sentir!
Sin comentarios aproximados.