¿Confusión?
¿Te sientes confundido, todos dicen que estás mal y que no debes hacer las cosas así? En realidad cuando nos sentimos confundidos, no somos nosotros los que estamos confundidos, son todas esas voces que atosigan nuestra mente con cantidad de argumentos encontrados y que al final nos dejan sin saber qué hacer. Estas son voces que vamos escuchando a lo largo de nuestras vidas, durante nuestros procesos de domesticación, cuando nuestros padres, hermanos, amigos y cantidad de personas que nos decían qué hacer. La sociedad en general le encanta aconsejar, y es que en realidad un consejo sólo le sirve a la persona que lo está diciendo, puesto que viene únicamente de su proceso de vida y de otras personas que también lo atosigaron de “quehaceres”. Cuando aprendemos a callar a la mente y en realidad escuchar nuestra voz interna, es cuando emerge la maravillosa expresión que viene de la verdad. Y esta no puede ser intercambiable, ni compartida. Puede ser acordada y en casos de pareja, por ejemplo, tiene la capacidad flexible de adaptación y aceptación, pero jamás puede ser impuesta. La verdad de cada persona es diferente, y esta compone realidades distintas. No podemos esperar que todos tengamos la misma verdad. La vida sería sumamente aburrida, gris. Todos seríamos maquinas programadas con el mismo chip. Cuando ocurre esto, sólo caemos en fanatismos, odios, intolerancias y confusiones. La religión y la sociedad nos han enseñado a través de los años a creer en una verdad última, creando divisiones, siendo que al final todas las verdades llegan a lo mismo, en diferentes caminos, formas y estilos, pero todas al final llegan a la expansión, aceptación y amor de uno mismo.
Cuando aprendemos a respetar nuestra verdad última, aceptamos y respetamos la verdad de los demás. Así hijos, padres, familias, sociedades, aprenderemos a dejar de parlotear con “deberes y quehaceres” para entrar en la era de la tolerancia y aceptación; permitiendo los procesos de aprendizaje por experiencia no por mandato. DEJA DE IMPONER UNA VERDAD, QUE LA TUYA ES TAN DIFERENTE COMO LA DE LOS DEMÁS. AMA SU VERDAD COMO AMAS LA TUYA, PUES AL FINAL ES TAN VALIDA Y LLEGARÁ AL MISMO RESULTADO DE TRANSFORMACIÓN QUE LA TUYA.
LOS CUATRO PASOS PARA VENCER LA CONFUSIÓN
1) ¡Date cuenta! Tú no eres el confundido, es la mente repleta de voces que no paran de hablar.
2) Aprende a entrar en silencio, ahí encontrarás tu voz interna, tu última verdad y por ende todas las respuestas.
3) Deja de imponer tu verdad, la de los demás es tan respetable como la tuya.
4) No des consejos, “lo que haría yo, es muy diferente a lo que harías tu”. Lleva a la gente a reflexionar su propia respuesta. Un “qué te parece sí” es mucho más valido que un “deberías ser”.
Aunque estés confundido en tu búsqueda de la verdad así vivir a mi lado, date cuenta, de ti yo nunca me he alejado y aún así te amo. Atte.: DIOS.
CONFUSIÓN.
La confusión es sólo la falta de silenciar nuestra mente y de escuchar nuestra voz interna. Es la incapacidad de darnos cuenta de que fuimos domesticados para obedecer y no cuestionar. Cuando estás confundido, no eres tú, es la voz de miles de personas que se encuentran y chocan en tu mente.
Sin comentarios aproximados.