La mente es una máquina de pensar. Si no estamos despiertos, ella rejurgita interminablemente su base de datos, y como esa base de datos es dominantemente ilusoria, permanecemos atascados en historias de ilusión y su resultante realidad virtual. De esta manera, limitamo nuestra dicha innata.
Se podría decir que somos escritores de ficción y así experimentamos la realidad ficticia. Para sacarnos de allí, debemos cambiar a ser escritores de no-ficción. Debemos empezar contando historias totalmente verdaderas que puedan rechazar las historias ilusas. Es esto lo que realmente purifica a la mente. En lugar de pensar infinitamente que estamos separados de todo lo que podemos encontrar. ¿Por qué no mejor cambiar a pensar que somos uno con todo? De este modo podremos cultivar la verdad, purificar la mente de la ilusión y progresivamente desarrollar una experiencia holística más despierta de la realidad.
El viaje de mil kilómetros empieza con un solo paso, enfoquémonos en ello. Toma las riendas de la mente y dirígela hacia la verdad. Entonces observa la experiencia que resulta al hacerlo. Que no te sorprenda si te encuentras más despierto y dichoso en el proceso.